A. En mayo – junio: Cuando los panales de cría estén llenos de pan de abeja y no quede espacio para la cría, retire algunos de esos panales y sustitúyalos por láminas de cera. Las abejas construirán nuevos panales, la reina pondrá huevos, las abejas permanecerán ocupadas y en la colmena, mientras que el apicultor obtiene un producto valioso.
B. Al preparar las abejas para la invernada: Retire algunos panales con pan de abeja, pero deben quedar 1–2 panales en la colmena.
Extraiga la miel y devuelva los panales a las abejas para que se sequen. Los panales deben estar completamente libres de miel.
Corte la parte del panal que contenga pan de abeja. Es preferible romper el panal a lo largo de los alambres.
Congele la materia prima a -18 a -20 °C.
Saque la materia prima congelada del congelador y colóquela en el alimentador de la máquina recolectora.
Al estar congelada, la cera se vuelve quebradiza, de modo que sale de la máquina en forma de harina, mientras que el pan de abeja queda en trozos sólidos.
Si no se utiliza un separador, tras triturar una pequeña cantidad de materia prima, la harina de cera puede tamizarse manualmente y el pan de abeja colocarse en un recipiente aparte.
Al usar separador, la harina de cera cae a través de las rejillas a una caja separada, mientras que el pan de abeja se recoge en el tamiz.
A. Mantener el pan de abeja congelado.
B. Secarlo parcialmente y mezclarlo con miel.
C. Secarlo completamente hasta que alcance la dureza de una almendra.
El pan de abeja debe secarse a una temperatura no superior a 40 °C. Si se sobrecalienta, se vuelve amargo y deja de ser apto para el consumo.
Si el equipo de secado no es lo bastante potente, el pan de abeja frío se calienta demasiado despacio, lo que permite la proliferación de bacterias, provocando que el producto se oscurezca y resulte inservible.
El pan de abeja correctamente seco puede conservarse hasta 2 años sin perder calidad. Debe protegerse de la humedad y de la luz solar directa.
Consumir hasta una cucharada sopera colmada en la primera mitad del día, después de las comidas, acompañado de abundante agua, té o zumo. También puede empezarse con cantidades más pequeñas. Si el sabor resulta desagradable o no se disfruta, se recomienda hacer una pausa de unas semanas.